BIENVENIDOS
Queremos compartirte una verdad maravillosa que cambió nuestra vida por completo.
Yo pequé. Romanos 3.23.
El primer paso para llegar a ser hijo de Dios, es reconocer lo que soy a los ojos de Dios y aceptar lo que dice de mí. Ya nacemos con pecado, y es algo terrible que nos lastima a nosotros y a los demás, y por sobretodo, nos aleja de Dios. Él puede perdonar todos nuestros pecados, si nos arrepentimos de forma sincera y reconocemos nuestra condición.
Dios me ama – Juan 3:16.
Como somos pecadores, necesitamos de un Salvador. Dios ama tanto a las personas, sin acepciones, que dio a su único hijo para que muriera en la cruz por nuestros pecados. Es un regalo que Él nos da, que no tenemos que pagarlo o ganarlo, solamente recibirlo.
Cristo murió por mí – Romanos 5:8.
Dios no puede pasar por alto nuestros pecados, Él debe deshacerse del pecado, por eso permitió que su hijo Jesús tomara nuestro castigo y muriera por nuestros pecados. El Señor Jesús no solo murió por nuestros pecados, sino que también resucitó de la muerte. Es el Salvador viviente que perdona nuestros pecados y nos puede hacer hijos de Dios.
Recibo a Jesús – Juan 1:12.
Dios me ha dado al Señor Jesús como mi Salvador, pero yo debo recibirlo. Es una decisión personal, que me permite convertirme en hijo de Dios y abre las puertas de los cielos para una vida eterna.
Tengo vida eterna – Juan 3:36.
Comienzo la vida que Dios quiere para mí. Nuestra relación con Dios es como una semilla que necesita de cuidados para que crezca, el hablar con Él diariamente (orar), el leer tu Biblia, el decir a otros acerca de Cristo, y el tener comunión con otros cristianos viniendo a la iglesia, son formas de cuidar nuestra relación con Dios.